Enterramiento de los reyes de Aragón

Enterramiento de los reyes de Aragón
Sepulcro de los reyes de Aragón, en el monasterio de Poblet

domingo, 7 de agosto de 2011

LA HERÁLDICA DE LA CATEDRAL DE TORTOSA

Pórtico de entrada de la catedral de Tortosa
LA HERÁLDICA DE LA CATEDRAL DE TORTOSA
Presentación 
A los pies del castillo morisco de La Zuda, y casi a orillas del río Ebro, se encuentra la majestuosa catedral gótica de Tortosa, en tierras catalanas de la provincia de Tarragona. Fue construida a mediados del siglo XIV, se halla situada en el espacio en el cual tradicionalmente se ubicó el Forum romano, posteriormente fue lugar de culto de la catedral visigótica, con la invasión de los árabes en su fulgurante conquista se transformó en mezquita. Entre los años 1158 y 1178, se construyó la iglesia románica, en lo que es hoy el recinto actual, se fundó bajo el amparo y advocación de Santa María. En el mismo año en que se concluyó el edificio románico lo consagró el arzobispo de Tarragona el 28 de noviembre de 1178. Asistieron a la inauguración los reyes de Aragón Don Alfonso y su esposa Doña Sancha, los cuales contribuyeron con numerosas donaciones a la construcción de esta iglesia. Asistieron también algunos nobles y otros obispos, muchos de los cuales firmaron la donación que hicieron los reyes a esta iglesia para su sustento.
En el 1347 se empezó a construir la nueva catedral gótica, ostentando actualmente el título de basílica que le fue concedida en el año 1931, junto con el Palacio Arzobispal “Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional” .
Absis y contrafuertes de la catedral de Tortosa

La catedral gótica
A principios del año 1340 la ciudad de Tortosa, quiso renovar su antigua iglesia románica, por otra de factura dentro del orden gótico, siguiendo el ejemplo de otras ciudades de la Corona de Aragón. Los feligreses tortosinos comenzaron a sufragar los costes para esta nueva basílica, según sus posibilidades. Les dio el ejemplo el obispo Berenguer de Prats, junto su cabildo, ofreciendo para la fábrica la décima parte de los beneficios, distribuidos en tierras, inmuebles y rentas. Con esta ayuda se logró comenzar el nuevo edificio en el año 1347, bajo la dirección del maestro de obras Bernat Dalguaire, el cual aparece documentado en el 1347, en los libros de fábrica de esta basílica. La nueva iglesia se construyó adosada al claustro, junto a las dependencias comunitarias de la Canónica, fundada en el siglo XII.
Puso la primera piedra el obispo don Bernardo de Llordat el 31 de mayo del mismo años 1347, en medio del absis interior. El altar mayor ya estaba construido en 1351, es el mismo que hoy podemos ver. De la misma época son los dos púlpitos existentes todavía, en piedra labrada con motivos religiosos, y los escudos labrados de la familia Soldevila, situados en la parte izquierda de cada púlpito, con toda seguridad que esta familia sufragó los gastos de la construcción; la realización de esta obra de sillería, seguió un procedimiento muy complejo, y de gran coste monetario, uno de los factores que la encarecía era la explotación y el transporte de la materia prima, que se adquiría en canteras muy determinadas.
Para continuar con las obras de la catedral de Tortosa, se buscaron nuevos recursos económicos en los años precedentes, con rentas del obispado y donaciones de los ciudadanos de Tortosa.
En el 1375 el obispo don Guillermo de Torrelles, además de las oportunas indulgencias a quien colaborase monetariamente en la construcción de la catedral, le aplicó la anata de los beneficios de los cincuenta años siguientes. La constitución de esta anata y sus estatutos los aprobó el arzobispo de Tarragona y el Papa Luna en el 1400, y posteriormente en el Concilio de Basilea, celebrado en marzo de 1441. En este mismo año, el 12 de abril, consagró de nuevo el altar mayor el obispo auxiliar de la diócesis don Bernat, por ausencia del titular don Otón de Moncada, que por aquellos años se hallaba ausente, ocupado en las tareas conciliares de Basilea.
El obispo natural de Morella Gaspar de Punter, consagró la catedral gótica el 8 de junio de 1597, con toda solemnidad. Se calcula que la construcción de esta basílica duró unos 41 años.
 Reja en la entrada de la nave, costeada por el obispo Gaspar de Punter.
En la parte superior se halla cincelado el blasón del obispo
En el año 1600, este obispo, costeó la magnífica reja de hierro policromado, bellísima obra de arte y de difícil ejecución en aquellos años, con el escudo personal en la parte superior de la reja; separa el cuerpo de la nave con la puerta de entrada, su coste fue de más de dos mil libras; dejando escrito en su testamento se pagase seis libras de renta anual para que se cuidase de su mantenimiento y conservación.



Deambulatorio de la catedral de Tortosa con vistas de la nave central, púlpitos
 y puerta de la sacristía.

La arquitectura de la catedral gótica
El edificio es de planta basilical, compuesto de tres naves sin crucero con capillas laterales entre los contrafuertes y cubierta con vueltas de crucería, con tres plantas sostenidas por grandes contrafuertes y poderosos arbotantes en la parte exterior, siguiendo el ejemplo de algunas catedrales góticas catalanas de influencia francesa de la misma época. La cubierta es de bóveda cruzada en todo el edificio, muy bien iluminada con ventanales alargados en tres niveles, aprovechando la luz solar, perpendicular desde arriba en primavera y verano dejando filtrar la luz a todos los niveles de la planta principal. También hay que destacar los elementos de influencia gótica-flamígera que se distribuyen por el templo. El ábside de construye en forma de doble girola, sin ninguna separación de las capillas absidiales integradas en la nave externa con tramos triangulares muy estrechos.
La construcción de la fachada principal, diseñada en estilo barroco por el maestro Martín de Abaria, representó la finalización de las obras de la catedral. El proyecto original, que seguía esquemas puramente barrocos se hallan aún por terminar. En la actualidad se está excavando en la base de la fachada encontrándose de las distintas iglesias númerosos vestigios arqueológicos románicos y visigóticos.
Del conjunto catedralicio se destaca en particular las capillas absidiales y las laterales y en especial la dedicada a la Mare de Déu de la Cinta, patrona de la ciudad. Construida entre los años 1672 y 1725, se trata de un ejemplo del barroco en su plenitud.
Aloja tesoros de incalculable valor artístico como el retablo policromado de “La Transfiguración”, realizado por la escuela de Jaume Huguet que fue muy prolífica en Catalunya, obra del siglo XV, y las sillerías de los coros del siglo XIV. El gran tapiz medieval de la “Ultima Cena” de gran validez histórica y artística de incalculable valor. El retablo de Santa María -también llamado de la Estrella, ejecutado en el siglo XIV con madera policromada, distinguiéndose por la pintura azul del fondo-, el retablo de San José.

Pila bautismal, donación del Papa Luna a la catedral de Tortosa. S. XV.

Detalle del escudo de armas del Papa Luna.

Entrando por la puerta principal en el lado derecho, existe una capilla que en su interior hay una pila bautismal de forma octogonal, de bella factura gótica, en los cuatro lados figura el escudo de Benedicto XIII, el Papa Luna, procede del castillo de Peñíscola, su estilo es del siglo XV. Hay un sepulcro de Juan de Gerona en la capilla del Santo Rosario, con sarcófago de alabastro, de estilo gótico florido, con detalles de transición al renacimiento, con los blasones de esta familia en la parte superior. En el centro figura una imagen con doselete laboriosamente esculpida, talla del siglo XIV.
Arcos con columnas salomónicas de alabastro y enterramiento
 de la familia Boteller. Al fondo capilla del Santo Sepulcro. S. XV
Hay una capilla costeada posiblemente por la familia medieval de los Boteller, en el primer tramo del ábside, de estilo gótico florido puro; su puerta aparece dividida en tres secciones por dos columnas salomónicas de mármol o alabastro, con el escudo de armas de esta familia de mercaderes ennoblecidos en la parte superior.
Alberga en la misma sede un fondo documental de gran antigüedad en su archivo capitular con interesantes códices y manuscritos, que dan testimonio de los acontecimientos por los que ha pasado esta catedral. Actualmente el archivo se halla en proceso de renovación, pendiente de las ayudas de la Generalitat de Catalunya.
Jardín en el claustro de la catedral de Tortosa




El claustro de la catedral
Destaca el armonioso claustro construido por los canónigos de San Agustín en el siglo XIII y XIV, de estructura trapezoidal, con cuatro galerías formadas por arcos ojivales de gran belleza, con aleros techados de madera sobre arcos apuntados. En los muros de éste se encuentran los osarios de canónigos y prohombres de la ciudad de Tortosa, con sus escudos propios o familiares con inscripciones de letra gótica en catalán arcaico y en latín, verdaderas obras de arte escultórico y epigráfico catalán, enmarcadas con una moldura lisa o de media caña, decorada con elementos vegetales armoniosamente entrelazados, según el gusto de la época gótica, y en los angulos o en los laterales los blasones de la familia o del propio difunto. En el centro existe una fuente de una sola sección labrada con motivos góticos florales.

Piedra denominada “Tres Segells” (Tres Sellos), el primer sello
 representa el escudo cívico de la ciudad de Tortosa, en el centro la imagen policromada de la Virgen María,
y tercer sello el hacha puesta en banda.

En el ángulo derecho del claustro destaca la piedra llamada de los “Tres Segells” (Tres sellos), formada por tres óvalos con el escudo de la ciudad, y en el centro un óvalo con la imagen de la Virgen María, en el de la derecha, se halla un escudo cargado con un hacha, según algunos historiadores representa el privilegio de la mujer tortosina, adscrita a la Orden de la Hacha, instituida por Jaime I el Conquistador en premio a la valentía de las mujeres tortosinas por el valor demostrado ante una de las invasiones sarracenas. Según otros autores personifica la justicia o autoridad civil. También hay en el claustro la puerta románica perteneciente a la sala refectorio de los canónigos regulares de San Agustín. Y aquí se abren las puertas del refectorio, de la antigua sala capitular y de acceso al templo actual por una de las naves laterales. Hay dos columnas de pórfido de gran belleza sosteniendo un ventanal. 

En los laterales de esta lápida pueden apreciarse los escudos
 de los Spuny y en el centro la de los Pau, perteneciente a los restos del canónigo B. Spuny S. XV.

La heráldica
La heráldica catedralicia de Tortosa, sigue los patrones clásicos de las demás catedrales, monasterios e iglesias catalanas, enterramientos en el crucero central, en las naves y pasillos laterales, capillas donde se hallan un buen número de osarios con sus arquetas sujetas por travesas con sus inscripciones en latín medieval, dan testimonio del personaje allí enterrado o sus restos óseos, casi todos religiosos. En la gran mayoría de los enterramientos tortosinos, figura en sus laudas sepulcrales el escudo propio o el de la familia, generalmente de obispos, canónigos, caballeros, y “Ciutadans Honrats” de Tortosa, equivalente este título al hidalgo castellano o al infanzón aragonés, aunque restringido su número a los fieles. Las características de sus blasones siguen también los modelos medievales de la heráldica catalana, peculiar en algunas de sus piezas y en la distribución de sus cargas, escudos parlantes, puede observarse el monte flordelisado o “mont florea”, tantas veces mencionado en los armoriales catalanes de finales del siglo XIV y principios del XV, como el de Steve Tamburino, Bernat Mestre o Bernat de Llupià, este último de mediados del 1500, destaca también la genuina “bordura de peces” (bordura de piezas), o “bordura componea” (bordura componada), citadas por algunos heraldistas de habla catalana, la universal y reina de las aves el águila, o el león rampante éste no puede faltar en una buena heráldica que se precie, torres, castillos y otras muchas piezas más. La antigüedad de estas lápidas en su gran mayoría, se pueden cifrar desde los años 1300 hasta finales de éste, aunque existen epitafios de principios y mediados del siglo XV, posiblemente algunos de estos enterramientos ya existieron en la antigua catedral románica y en la fundación de la nueva sede gótica, fueron colocados en una pared del claustro, en el lado oeste, respetando así la voluntad del difunto. También existen blasones en labras heráldicas datadas en los años 1500 hasta bien entrado el siglo XVI. 



1. Ejemplo de letra carolingia en la lápida del sarcófago del obispo Berenguer de Prats o Prat (1316-1341).
 2. Letra gótica en la lápida de los esposos Vilaubí. (Años 1380 y 1390) 3. Modelo de letra humanística empleada en el siglo XVI, en el osario del obispo Joan Baptista de Cardona, el 3 de junio de 1558.

La epigrafía en el lapidario de la catedral de Tortosa
Los tres grandes tipos de letras medievales, empleados en el lapidario de la catedral, siguen patrones clásicos de la epigrafia bajomedieval de la antigua de la Corona de Aragón. La letra carolingia o carolina, convive con la gótica, junto con sus variantes, la uncial y la semiuncial. En las sepulturas de la nave destacan los epitafios en letra romana y humanística. Tanto la carolina, uncial o semiuncial, son labradas con terminaciones exageradamente alargadas, en especial la “d” la “g” “p” y “q”, con algunas abreviaturas de tipo religioso, muy común en el campo lapidario medieval en Catalunya y en todos los reinos de la corona aragonesa. La letra gótica de trazos angulosos, llena de ligaduras y contracciones; las variantes de la letra gótica dominan tanto la plena como la baja Edad Media, desde el siglo XII hasta finales del XV; la letra Romana se introduce a finales del siglo XV, y alcanzará un gran desarrollo en el ámbito humanístico, de ahí que se la llame también letra Humanística. Las tres pueden desarrollarse en trazo redondo o en trazo cursivo. Y las tres se encuentran bellamente representadas en la catedral tortosina. Las abreviaturas no plantean un grave problema son en general las propias de escrituras lapidarias, algunas ligaduras, siglas y contracciones. Se trata de una escritura sin grandes dificultades para su lectura correcta, aunque el mal estado de conservación en algunas, sí plantea bastantes dificultades de lectura e interpretación. Para los aficionados y amantes de la heráldica, no puede dejarse pasar por alto el interesante blasón de los Boteller y la lauda sepulcral de mármol de los Oliver de Alaxà, antiguas familias tortosinas enlazadas en aquella época, todavía se hallan en buena conservación. Con los emblemas heráldicos del ala y el olivo.
Retablo situado en el altar mayor, denominado de la “Mare de Déu de l´Estrella”, antigua patrona de la catedral, fue realizado en el 1351. La parte pictórica obra del pintor italiano Francesco de Oberto. representa la Pasión y Resurrección de Cristo.

La Canonjía agustiniana de la catedral de Tortosa

Junto a la catedral en el espacio del claustro se han conservado íntegras las antiguas dependencias de la Canonjía agustiniana, fundada en el siglo XII por el obispo Gaufred, abad del monasterio de San Rufo, en Avignon (Francia) y primer obispo de Tortosa, después de la conquista cristiana. Se construyó entre los siglos XII y XIV, junto al muro que protegia la zona del “Forum de la Dertosa” (Tortosa) romana, las salas y aposentos, fueron destinadas a la vida comunitaria y actividades de los canónigos regulares de San Agustín y de otros religiosos destinados al servicio litúrgico, cultural y hospitalario de la catedral tortosina. En diferentes épocas llegó a alojar más de 200 a 250 religiosos.

El obispo Gaufred d´Avignon, en 1165, estableció aquí la vida reglar de San Agustín. Se cree que en el principio de esta comunidad religiosa fueron sólo nueve los canónigos, que son los firmantes del documento “Prima ordinatio ecclesie Dertusensis” de la constitución de este canonicato, fueron los siguientes religiosos: Geraldo, Pedro, Clemente, Bartolomé, Sancho, Juan, Bernardo, y dos Guillermos. El Papa Adriano en su carta al Conde de Barcelona Don Ramon Berenguer IV señala que el obispo tenía “XX frates in conventu”, es decir, veinte frailes en el convento, con escasos medios para subsistir. Este número se ve aumentado en el transcurrir de los años y en el 1320 tuvo que reducirse con la constitución de un ordenamiento que restringía el número de canónigos.
Se creó posteriormente los cargos de prior, camarero, hospitalero enfermero, dependientes del canonicato, de modo que eran sólo los canónigos los que servían en su primitiva institución.
Vista del absis y triforio desde el fondo de la nave.

En tiempos del segundo obispo Don Ponce de Mulnells (1193), por parte del cabildo se adjudicaron a los mencionados oficios ciertas remuneraciones, con la obligación de dar cuenta dos veces al año, que debían invertirse en su institución. En el trancurso del tiempo se alteró esta disciplina, y comenzaron a darse estos oficios a quien no era canónigo. Por otra parte los empleos tenían designados los beneficios de ciertas iglesias, mientras que los canónigos percibían una menguada paga, señalada por el Papa Luna en su obispado.
En el siglo XV, fue decayendo la disciplina regular, de modo que el Papa Luna, disolvió parte de la vida comunitaria, consignando a cada canónigo su parte en dinero las distribuciones cuotidianas. Siguió la de vivir fuera del claustro, la abolición de poder hacer testamento, parte de las cuales fueron concedidas por el papa León X. Secularizadas más adelante en el 1592 todas las casas reglares de San Agustín en el Principado de Catalunya, Condados de Rosellón y la Cerdaña.
El papa Clemente XIV, secularizó del todo la canonjía de esta iglesia en el año 1772. En estos dos siglos últimos era todavía llamada de canónigos de San Agustín, quedando como vestigio de la vida reglar antigua el año de noviciado y la profesión de los canónigos.

El Tesoro catedralício
Las salas albergan actualmente la “Exposición Permanente del Fondo Artístico de la Catedral y Canónica de Santa Maria”, recientemente inaugurada. Consta de nueve salas, a cual más interesante:
Sala 1: Dependèncias del antiguo palacio del obispo. Recepción.
Sala 2: Sala del Prior. Epigrafia: Lápidas romanas (s. I-II dc). Lápida trillingüe (s. VI-VII dC). Lápida de las atarazanas árabes. (s. X dC).
Sala 3. Galerías. Fragmentos arquitectónicos. Objetos de uso cotidiano.
Sala 4. La Canonjía. Subterráneo A. Restos de las diversas construcciones de la Catedral. Elementos arquitéctonicos.
Sala 5. La Canonjía. Subterráneo B. Restos de diversas construcciones de la Catedral. Elementos de cerámica i escultura.
Sala 6: La Canonjía. Sala de «l’Almoina» (Sala de la Limosna). Mobiliario y Audiovisual.
Sala 7: La Canonjía. Refectorio de los Canónigos. Tejidos, pintura, códices y pergaminos. Retablo de la Transfiguración (s. XV). Tapiz de la Santa Cena (s. XV). Ajuares episcopales (s. XII-XVII).
Sala 8: Passatge de l’Olivera (Pasaje del Olivo). Escultura: Cristo del Palau. Baix relleu dels Cavallers (Bajo relieve de los Caballeros). Crist d’Ivori renaixentista (Cristo de Ivori renacentista).
Sala 9. Canonjía. Dormitorio de los Canónigos. Orfebrería, sillería del coro y tapices. Custodia del Corpus. Imagen de la Santa Cinta.
En la “Exposició Permanent”, sobresalen tesoros religiosos de incalculable valor artístico e histórico, que han estado ocultos por diferentes motivos a los ojos del público hasta nuestros días.
Coro de madera de nogal de Navarra, construido por Cristóbal de Salamanca en 1591.
Se halla situado actualmente en el antiguo dormitorio de la canónigos.

Destacamos la artística sillería del coro de los canónigos, fabricada con nogal de Navarra, en un buen estado de conservación, con un inmejorable y perfecto tallado del siglo XVI, obra renacentista construida por Cristóbal de Salamanca, fallecido antes de acabar su encargo en el 1591, y continuado por sus discípulos, es una de las mejor conservadas de España. Actualmente se halla en el antiguo dormitorio canonical.
Una pieza muy importante es el misal de San Rufo (s. XII), su elaboración se estima que fue realizada sobre los años 1150, decorado con cubiertas de esmalte vaciado. El tapiz flamenco de la Santa Cena, realizado en el siglo XV. También se muestra una lápida trilingüe del siglo VI y una notable colección de códices de diferentes épocas. La custodia realizada por el orfebre valenciano Eloi Cabanyes y Agustí de Roda en 1638.

Cruz del Calvario de piedra con restos de policromía,
 con el escudo de los Soldevila en la peana,
 posiblemente donación de esta familia. S. XV.
También se exhibe una cruz de calvario de piedra policromada del siglo XV, posiblemente donación de algún canónigo de la familia Soldevila.
Existen diversos objetos litúrgicos donados por el Papa Luna, que administró esta diócesis entre el 1410-1414.
Señalamos entre otras construcciones el inquietante, pero a la vez interesante subterráneo laberíntico de 200 metros lineales de galerías, abiertos al público, con habitáculos de pequeñas dimensiones que hoy día guardan restos de materiales de las antiguas iglesias que formaron la catedral, estas galerías son una auténtica obra de ingeniería medieval, con dos 2 metros de altura por 1 ½ de ancho, aproximadamente con un expléndido mazonado de barro cocido cubriendo los muros y el techo abovedado de todo el subterráneo. En la guerra civil española 1936-1939, se utilizó como refugio de los bombardeos que sufrió la ciudad de Tortosa en la Guerra Civil Española (1936-1939).
Conclusión
No me ha sido posible reunir todos los escudos de esta magnífica catedral, pero sí su gran mayoría, las causas principales han sido el deterioro de las laudas sepulcrales que se hallan en el suelo de la nave, realizado por los fieles en el deambular de tantos siglos ha acarreado una huella difícil de investigar. Sólo los documentos o los libros de enterramientos no podrían dar alguna luz y aclarar algunos conceptos epigráficos y heráldicos.
De todo el conjunto heráldico labrado en sepulturas, osarios y sarcófagos en las tres plantas de la nave de la catedral y el claustro, se han documentado y fotografiado convenientemente, algunas de ellas no son de una excelente calidad, debido a la falta luz, pero cumple la misión de dar a conocer una heráldica, no citada en muchos casos en los armoriales y nobiliarios al uso.
Los escudos del claustro han sido examinados y reconocidos casi en su totalidad, excepto una tumba en el suelo completamente maltrecha su epigrafía y el escudo de armas irreconocible, no sé con certeza si se trata de un canónigo o un personaje de la nobleza tortosina, también existe un osario de pórfido con una lápida de alabastro incrustada de pequeñas dimensiones, en un ángulo del claustro, situado en un arcosolio el cual presenta un notable maltrato en su texto epigráfico, en uno de sus ángulos se advierte los trazos de unos escudos labrados, con tres fajas ondeadas en el campo, posiblemente se trate de algún miembro de la casa de los Gerona, pero ante la falta de documentación que lo atestigue, no lo puedo dar por válido a qué personaje o familia pudiera pertenecer este blasón.
Igualmente puede decirse del lapidario de la nave, quedan una dos laudas sepulcrales por identificar en este estudio heráldico. En una de ellas situada en el ábside destaca un blasón cargado de una campana inversada y badajada, el epitafio se halla en muy mal estado puede leerse no sin cierta dificultad: “Sepultura …… nobilis … de Johan..”, el resto del texto es ininteligible, el tipo de letra empleado es una Fracktur, podría tratarse de mediados del siglo XV. Otro tanto, podemos decir de otra sepultura, ésta por su diseño heráldico la podríamos datar de finales del siglo XV o principios del XVI, sin lugar a dudas pertenece a un miembro de la nobleza de Tortosa, en esta lauda puede verse esculpidas tres torres, mazonadas y aclaradas, muy bien ordenadas simétricamente, con cimera mirando hacia la izquierda y lambrequines ondeantes que dan una cierta sensación de movimiento, aunque el epitafio se halla completamente borrado, por tanto, es imposible su análisis y posterior identificación.
Espero que un futuro pueda averiguar la pertenencia de estos escudos.

J. Sanz
www.armoria.info 









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